Editorial publicada en QUÉ Digital el 14/09/2015
Qué te pasa, Mar del Plata, que no se te escucha gritar de bronca por el asesinato de un nene de cuatro años, no lloraste de impotencia, no te rasgaste todas las vestiduras, no pediste perdón, no hiciste algo, lo que sea, porque el viernes mataron a un nene de cuatro años, y vos, seguro que en un happy hour por el día del maestro.
Cómo puede ser, Mar del Plata, que una fiscal tuvo que dejar una causa porque se sintió amenazada por la familia de la víctima, cómo puede ser que la familia de la víctima amenace, cómo puede ser que la familia de la víctima haya sido denunciada. Convertís víctimas en victimarios, Mar del Plata ¿cómo puede ser?
Por qué te vendiste así, Mar del Plata, por qué te manchaste por unas licencias truchas, por un shopping en la vieja terminal, por unas torres frente a la playa, por tantos balnearios privados y por tanto más que seguro te da vergüenza decir, porque seguro te vendiste por dos mangos y gastaste la plata en boludeces.
Cuándo va a salir el sol, Mar del Plata, y no digas que sale siempre y para todos igual porque no te creo. Cuándo el sol para los que duermen en la calle, sin nada, nada realmente. Cuándo va a salir el sol para los cooperativistas, cuándo el sol en el puerto, cuándo el sol en una Municipalidad siempre tan oscura, cuándo el sol para los que están sin trabajo, cuando el sol para los que esperan una cama en el HIGA, cuándo el sol para todos, Mar del Plata.
Hasta dónde vamos a llegar, Mar del Plata, si acá abajo nos puteamos porque es gratis, nos esclavizamos en supermercados por la comida, nos encerramos en jaulas para alimentar al otro con comida para gatos, nos vendemos como mercadería por sexo, nos matamos por dos mangos.
Quién sos vos realmente, Mar del Plata, porque hoy no te puedo ni mirar, no te reconozco.